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Pura Magia

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 Pura Magia Esta es la historia de unos cuentos que querían formar parte de un libro. Su escritora necesitaba a alguien que les diera vida ilustrándolos. Al cabo de un tiempo la encontró.  Mari Carmen, como así se llamaba la escritora, no solía publicar best-seller , pero sus libros se vendían bastante bien. En su tránsito por la vida, el destino hizo que colaborase en las carreras solidarias “Run for Parkinson” de la Asociación Parkinson Nervión Ibaizabal, organizadas todos los años. Fue involucrándose más, hasta el punto de hacer de jurado en las tres ediciones del concurso de cuentos cortos por el párkinson. Una de las veces, fue la copresentadora del evento.  Su vida eran la lectura y la escritura, y formaba una pareja feliz junto a su marido.  Tuvo la mala suerte de que en unas pruebas médicas le diagnosticaran cáncer. Lo pasó bastante mal, se le cayó el pelo y llevó pañuelos, pelucas, pero ella no se rendía, seguía escribiendo, que era lo que le gustaba hacer....

Blanquito

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  Tu querida y adorada Merche Hola, blanquito: Antes que nada, ¡muchísimas gracias! Llegaste a mi casa un 3 de enero del año 2021 cuando la casa se había quedado vacía. Mi madre había fallecido hacía pocos días, y si, como dicen a veces, los mejores amigos son casi como de la familia. Esta vez tiene razón. Tocaron al timbre, abrí la puerta y apareció Mari Carmen con un canario en una jaula. Me alegré un montón, a partir de entonces ya no estaba sola, tenía alguien con quien hablar, darle de comer, ponerle música, vídeos. Cómo flor de primavera en Navidad. Aunque nada es eterno. Ayer día 5 de septiembre, dejaste de existir. Te saqué de la jaula para curarte pues tenías las caquitas atascadas, te masajee la tripa, hasta que conseguiste echar lo que tenías. Después no sé lo que pasó, te escapaste de la mano, dando vueltas por el suelo, te conseguí coger y acariciar otro poco para después dejarte en la jaula, y en cuanto te metí ya te habías ido. Te quedaste en el suelo sin mo...

La respuesta de amor

 Stefano era un hombre viudo ya avejentado. Un día decidió subir al camarote hace años cerrado y allí encontró lo que en sus mejores tiempos fue su fuga de escape: un ordenador portátil. Lo usaba para el trabajo y para escribir historias que se le ocurrían en casa, el motivo de que estuviera en el camarote era que ya estaba algo desfasado al igual que él, y no le servía para mucho. Después de la muerte de su mujer no le quedaron ganas de seguir con los relatos. Al verlo, le dio pena, lo encontró lleno de polvo y pensó bajarlo a casa y ver si funcionaba. Lo limpió bien, lo encendió y después de trastear mucho, pues ya había casi olvidado cómo se manejaba, consiguió ponerlo en marcha y conectarse a Internet. Se metió en su correo ya olvidado, era otro que casi nadie sabía de él y tuvo que recuperar la contraseña, pues le pasaba lo mismo que al ordenador: de tan vieja se había quedado obsoleta. El del trabajo lo borro al dejar el trabajo. Encontró la manera de entrar sin ella. Vio un ...

La magia de la exploración

 Ana y Spencer, dos jóvenes con una conexión especial, crecieron juntos en el mismo vecindario, explorando los campos y las colinas que rodeaban la ciudad. En una de sus salidas, encontraron un mapa que marcaba las vías de un tren abandonado  «¿Qué crees que hay al final de esas vías?», preguntó Ana a Spencer mientras sostenía el plano amarillento. Spencer sonrió. «Solo hay una forma de averiguarlo». Cogieron todo lo necesario en una mochila y emprendieron camino. El sol los abrazaba mientras avanzaban por las vías oxidadas. El aire vibraba a la vez que su incertidumbre. Ana y Spencer compartieron risas y secretos, al ritmo de sus pasos resonando en la soledad del paisaje. A medida que avanzaban, el mundo se transformaba. Los raíles les guiaban a través de cañones profundos y bosques de cactus. Descubrieron antiguas estaciones de tren, ahora cubiertas de polvo y silencio. En una de ellas, encontraron un diario olvidado. Sus páginas narraban historias de viajeros, amores perdid...

VIAJE EXTRAÑO

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 Viaje extraño Un invierno en febrero decidió subir al lugar donde pasaba los veranos y alguna Semana Santa, solo serían tres días, lo necesario para desconectar de su ciudad de residencia. Hizo la maleta y se fue a la aventura.  Se esperaban temperaturas bajas.  Cogió el autobús a las 10:30, después de dejar su maleta en el portaequipajes se sentó en su asiento, concretamente en el número 1, detrás del conductor. Allí vio a una chica en el asiento contiguo.  Para que el trayecto se les hiciera más ameno, entablaron conversación. Llegarían a su destino sobre las 12:30. —Me llamo Alicia —le dijo a la chica del asiento de al lado. A la otra le vino a la memoria el cuento, y le propuso llamarla Alicia en el País de las Maravillas. Una forma de no olvidarse de su nombre. Le pareció bien.   En mitad del camino se paró el autobús de golpe, se iluminaron unas luces fuera de la carretera, nadie sabía lo que pasaba, el conductor abrió la puerta y bajó para averiguar...

Río Villacobos

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Río Villacobos Lugar donde pasé casi toda mi infancia y juventud. Bañándome en sus aguas, jugando con mis amigos y amigas a tirarnos la pelota y cogerla, a saltar de cabeza, a pasar por debajo del otro en el agua, a subirnos en los hombros y tirarnos para atrás.  Recuerdo que mi hermano se tiraba desde el pozo de la Peña a lo bomba, hacían cada locura, como para haberse matado.   El hijo de Piluca, José Luis, no sabía nadar y se lanzaba de cabeza y a lo bomba por donde cubría, la madre estaba negra. Le gritaba. José Luisssss. Venían mis primos en agosto a veranear con sus hijos, nos bañábamos en él con una canoa tipo India que tenían. Con mi primo aprendí a tirarme de cabeza.  Qué más puedo contar. He vivido tantas cosas en él, ha sido mi bañera particular cuando no disponíamos de ella en casa, nos lavábamos la cabeza. Fuimos creciendo solíamos ir por la noche y con música. Nos bañábamos desnudos. Una de las veces me acuerdo que la hermana de una le quitó la ropa y s...

Un verano para no olvidar

  Un verano para no olvidar Dos amigas telepáticas decidieron compartir unas vacaciones inolvidables en la tranquila ciudad de Medina de Pomar. Aunque esperaban unos días de descanso, lo que vivieron fue digno de un cómic de Zipi y Zape. Alquilaron un piso que podría llamarse "Esta casa es una ruina". El piso era un laberinto oscuro con problemas eléctricos y una puerta en la mano derecha que daba un pasillo muy largo el cual era oscuro, llegando a una habitación con dos camas y a una sala al fondo sin llegar a usarlos por dicho motivo. Sin portero automático y un camarote parecido a una cueva.  La aventura comenzó con un viaje en taxi lleno de maletas, una silla de ruedas, un canario llamado Blanquito y, por supuesto, bloqueos de párkinson. La comida en el Hostal Linaje, el primer día, se convirtió en un evento, ya que necesitaron la silla de ruedas para volver a casa debido a un bloqueo repentino.  El piso era una pesadilla con polillas, moscas y arañas como compañeros ...