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Mostrando entradas de 2024

Blanquito

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  Tu querida y adorada Merche Hola, blanquito: Antes que nada, ¡muchísimas gracias! Llegaste a mi casa un 3 de enero del año 2021 cuando la casa se había quedado vacía. Mi madre había fallecido hacía pocos días, y si, como dicen a veces, los mejores amigos son casi como de la familia. Esta vez tiene razón. Tocaron al timbre, abrí la puerta y apareció Mari Carmen con un canario en una jaula. Me alegré un montón, a partir de entonces ya no estaba sola, tenía alguien con quien hablar, darle de comer, ponerle música, vídeos. Cómo flor de primavera en Navidad. Aunque nada es eterno. Ayer día 5 de septiembre, dejaste de existir. Te saqué de la jaula para curarte pues tenías las caquitas atascadas, te masajee la tripa, hasta que conseguiste echar lo que tenías. Después no sé lo que pasó, te escapaste de la mano, dando vueltas por el suelo, te conseguí coger y acariciar otro poco para después dejarte en la jaula, y en cuanto te metí ya te habías ido. Te quedaste en el suelo sin mo...

La respuesta de amor

 Stefano era un hombre viudo ya avejentado. Un día decidió subir al camarote hace años cerrado y allí encontró lo que en sus mejores tiempos fue su fuga de escape: un ordenador portátil. Lo usaba para el trabajo y para escribir historias que se le ocurrían en casa, el motivo de que estuviera en el camarote era que ya estaba algo desfasado al igual que él, y no le servía para mucho. Después de la muerte de su mujer no le quedaron ganas de seguir con los relatos. Al verlo, le dio pena, lo encontró lleno de polvo y pensó bajarlo a casa y ver si funcionaba. Lo limpió bien, lo encendió y después de trastear mucho, pues ya había casi olvidado cómo se manejaba, consiguió ponerlo en marcha y conectarse a Internet. Se metió en su correo ya olvidado, era otro que casi nadie sabía de él y tuvo que recuperar la contraseña, pues le pasaba lo mismo que al ordenador: de tan vieja se había quedado obsoleta. El del trabajo lo borro al dejar el trabajo. Encontró la manera de entrar sin ella. Vio un ...

La magia de la exploración

 Ana y Spencer, dos jóvenes con una conexión especial, crecieron juntos en el mismo vecindario, explorando los campos y las colinas que rodeaban la ciudad. En una de sus salidas, encontraron un mapa que marcaba las vías de un tren abandonado  «¿Qué crees que hay al final de esas vías?», preguntó Ana a Spencer mientras sostenía el plano amarillento. Spencer sonrió. «Solo hay una forma de averiguarlo». Cogieron todo lo necesario en una mochila y emprendieron camino. El sol los abrazaba mientras avanzaban por las vías oxidadas. El aire vibraba a la vez que su incertidumbre. Ana y Spencer compartieron risas y secretos, al ritmo de sus pasos resonando en la soledad del paisaje. A medida que avanzaban, el mundo se transformaba. Los raíles les guiaban a través de cañones profundos y bosques de cactus. Descubrieron antiguas estaciones de tren, ahora cubiertas de polvo y silencio. En una de ellas, encontraron un diario olvidado. Sus páginas narraban historias de viajeros, amores perdid...

VIAJE EXTRAÑO

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 Viaje extraño Un invierno en febrero decidió subir al lugar donde pasaba los veranos y alguna Semana Santa, solo serían tres días, lo necesario para desconectar de su ciudad de residencia. Hizo la maleta y se fue a la aventura.  Se esperaban temperaturas bajas.  Cogió el autobús a las 10:30, después de dejar su maleta en el portaequipajes se sentó en su asiento, concretamente en el número 1, detrás del conductor. Allí vio a una chica en el asiento contiguo.  Para que el trayecto se les hiciera más ameno, entablaron conversación. Llegarían a su destino sobre las 12:30. —Me llamo Alicia —le dijo a la chica del asiento de al lado. A la otra le vino a la memoria el cuento, y le propuso llamarla Alicia en el País de las Maravillas. Una forma de no olvidarse de su nombre. Le pareció bien.   En mitad del camino se paró el autobús de golpe, se iluminaron unas luces fuera de la carretera, nadie sabía lo que pasaba, el conductor abrió la puerta y bajó para averiguar...