REGRESO AL PASADO
Regreso al pasado
Ella no quería regresar, pero un día se dio cuenta de que no paraba de pensar en el pasado: ese precioso pueblo y su madre, padre y hermano, junto con su abuela. Todo lo ocurrido allí, eran añoranzas para ella. Hacía dos años, más o menos, que se había quedado sin madre. Su padre y el hermano murieron bastantes años atrás. Vivía sola, y aparte de eso tenía Parkinson y otras cuántas enfermedades. Echaba mucho de menos a su familia. De todas las cosas, la soledad era la peor que le estaba ocurriendo. Levantarse sin tener con quién hablar, excepto con un canario muy majo que le regalaron en reyes. Su estado actual la está minando por dentro. Eso y regresar al pasado. Creo que en realidad retornaba allí porque precisamente era donde estaba su felicidad, la felicidad que perdió cuando se quedó sola. De joven todo era bonito y alegre, le regalaron una bicicleta por su comunión que compartía con su hermano. Los veranos en el pueblo eran maravillosos, tenía unas amigas estupendas, se bañaban todos los días en el río.
Pero ella sabía que tenía que volar, volar, porque no podía seguir anclada en el pasado.
Un día descubrió que regresar allí no era nada grave, simplemente lo hacía para ayudarse a seguir adelante cuando no le quedaba otra. De la que más se acordaba era de su madre, a la cual quería felicitar por su día, el día de la madre, pero ya no estaba, solo la tenía en fotografía y en su mente.
Estuvo comiendo con su canario, recordándola y deseándole un feliz día, allá donde estuviera, sabiendo que alguna vez se iban a volver a encontrar. Llegó a la conclusión de que la vida sigue, que a veces no es malo regresar al pasado, si lo recuerdas con alegría, no con tristeza.
Las cosas bonitas que había vivido junto a ella, las anécdotas que solía contar, sus gestos, que ahora ella repetía sin darse cuenta… Su manera de ser, lo buena que era, y lo bien que lo habían pasado juntas. Pensó que el día de la madre son todos los días. Ellas son las que nos dan la vida, nos llevan en su vientre durante nueve meses, soportando aflicciones y jaquecas. El dolor del parto al nacer, las preocupaciones que les generamos… Cuando estamos enfermos lo dejan todo para cuidarnos, se informan de lo que nos pasa en el colegio, nos ayudan con los deberes, nos aconsejan.
Y así fue cómo consiguió salir adelante, mirando al pasado con alegría, y pensando en un futuro incierto pero bonito en el que encontrar algo bello por lo que vivir.
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